Las diferencias entre influenza y resfriado con frecuencia se confunden, ya que ambos presentan síntomas similares y mayor incidencia durante el invierno.
Conocer las desemejanzas entre ambas enfermedades puede evitar que presentes problemas de salud mayores que, en los peores casos, son fatales, de modo que toma nota para proteger tu salud.
Diferencia entre influenza y resfriado común
La influenza y el resfriado común son causados por virus distintos, aunque ambas dolencias afectan la función respiratoria. Mientras que los síntomas del resfriado común generalmente se mantienen controlados y desaparecen por sí solos -dolor de garganta, estornudos, congestión nasal, entre otros- los de la influenza son mucho peores.
Si no conoces la diferencia entre influenza y resfriado común, pensarás que tienes un resfrío fuerte hasta que te hagan un test de influenza, o hasta que desarrolles complicaciones graves como la neumonía.
El modo en que la influenza se manifiesta varía según el tipo que se contraiga. Por ello, presta atención a los síntomas de influenza tipo A en adultos y cuál es la influenza tipo B.
Síntomas de influenza tipo A en adultos
La influenza tipo A afecta tanto a personas como a animales y es responsable -junto con el tipo B- de los brotes anuales o estacionales.
El virus de la influenza tipo A muta constantemente, por lo que tiene el potencial para desencadenar epidemias, principalmente por interacción con superficies de contacto común que se encuentran contaminadas.
Los síntomas de la influenza A son muy similares a los de la influenza tipo B, pero varían en intensidad (siendo más peligroso el tipo A).
Principales síntomas
- Fatiga.
- Congestión nasal.
- Dolores de cabeza.
- Tos.
- Dolor de garganta.
- Dolores corporales.
- Congestión nasal.
- Fiebre.
- Vómitos o diarrea.
¿Cuál es la influenza tipo B?
Se llama influenza tipo B a la que solo se encuentra en humanos y causa síntomas más leves que el tipo A. Además, también afecta más a los niños que a los adultos. A veces la influenza tipo B puede escalar y ocasionar complicaciones de salud, pero no brotes pandémicos.
¿Cómo se diagnostica la influenza?
Por su parecido con el resfriado, se debe realizar un test de influenza para constatar que una persona la ha contraído. Los exámenes de detección rápida han sido un gran avance para el control de los contagios. Uno de los más utilizados es el test molecular -como el cobas Liat-, el cual garantiza un resultado fidedigno, disminuyendo los falsos negativos.
Al igual que otros tipos de diagnóstico, este examen se realiza por medio de un exudado nasofaríngeo y la entrega de resultados puede ser de solo 20 minutos hasta las 48 horas.
Periodo de incubación
El período de incubación de la influenza es de 2 días promedio, pero puede variar entre 1-4 días. Cuando se transmite por aerosol -colección de partículas con patógenos en el aire-, el contagio puede haber ocurrido 1 día antes del inicio de los síntomas, de modo que es posible la transferencia asintomática.
Posibles complicaciones
La influenza no suele convertirse en un problema de salud grave, pero algunas personas sí llegan a sufrir complicaciones como neumonía, infecciones sinusales, infecciones de oído, miocarditis, encefalitis, miositis, insuficiencia renal y respiratoria.
Adicionalmente, tanto los niños como los adultos y personas de la tercera pueden presentar problemas para respirar, expansión de la caja torácica, dolor muscular intenso, convulsiones, fiebre por encima de los 40º C y otras señales de alerta.
El Ministerio de Salud de Chile (Minsal) promueve la vacunación contra la influenza como la mejor forma de prevenirla. Se recomienda que todas las personas se vacunen tanto para disminuir el riesgo de contraer la enfermedad como para reducir su impacto en caso de adquirirla, sin embargo, es todavía más importante que los mayores de 65 años, todas las embarazadas, los niños de 6 meses hasta 5º básico y los enfermos crónicos entre 11 y 64 años reciban la vacuna.
Para saber dónde puedes vacunarte, consulta la web del Minsal.