Prevención y Cuidado

¿Cómo aliviar la alergia primaveral?

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La primavera es una estación agradable: el frío del invierno por fin queda atrás, las plantas reverdecen y surgen cientos de flores en los jardines. Sin embargo, si todos los años -al inicio de esta temporada- sufres con los estornudos, ojos llorosos, picor en la nariz, moqueo y otras molestias, seguramente se trata de alergia.

El proceso de polinización de algunas plantas, junto con el clima seco y el viento -que favorece la dispersión del polen, así como el polvo en los hogares y, por consiguiente, de los ácaros que habitan en él- son factores que pueden provocar lo que se conoce como alergia primaveral o estacional, también llamada “fiebre del heno” o “rinitis alérgica”, la cual afecta entre un 10% a 15% de la población.

¿Cuáles son los síntomas de alergia primaveral?

Las alergias surgen como una reacción inmunitaria a una sustancia no dañina que, sin embargo, el organismo identifica como tal. Es decir, que el cuerpo desencadena un mecanismo de defensa a estos agentes.

Ahora bien ¿cómo reconocerla? Algunos de los síntomas más comunes de la alergia estacional son:

Estornudos.

Ojos llorosos.

Moqueo.

Picor en la nariz, paladar y garganta.

En casos más graves, asma o dificultad para respirar.

¿Cómo evitar o aminorar los síntomas de la alergia estacional?

Algunos remedios para la alergia primaveral -como los antihistamínicos- eliminan o reducen síntomas de manera temporal, pero si no se hace nada por evitar la exposición a los agentes desencadenantes -como polen y polvo- las molestias volverán.

Aunque es imposible alejarse por completo del polen y ácaros durante esta temporada, existen algunas simples medidas que puedes tomar para disminuir los molestos efectos de los agentes alérgenos:

1. Permanece en casa en días secos y con viento

La polinización es necesaria para la reproducción de las plantas. Así como las abejas son importantes en este proceso, también lo es el viento. 

Un día con poca humedad y con viento puede ser excelente para las plantas, pero no para quien padece de alergia estacional. Durante esos días es mejor permanecer en casa o salir lo menos posible y evitar caminar por parques y jardines.

2. Mantén limpio el aire interior

Procura mantener las ventanas de tu casa cerradas, utiliza el aire acondicionado y no olvides darle mantenimiento periódicamente para evitar la acumulación de polvo. Limpia frecuentemente el piso y superficie de los muebles con un paño húmedo.

Algunos aparatos pueden ayudar a mantener el aire interior en condiciones óptimas, como los deshumidificadores (para evitar la humedad) y los filtros para partículas de alta eficiencia (HEPA).

3. Utiliza antihistamínicos

Estos medicamentos, que generalmente se administran de forma oral, son populares por su eficacia para la reducción de síntomas. Como cualquier medicamento, los antihistamínicos pueden provocar efectos secundarios -el más común es la somnolencia-, por lo que lo más recomendable es que visites a tu doctor y pedirle que te recete el más adecuado para ti. 

4. Enjuague de fosas nasales con solución salina

Este es uno de los remedios para la alergia primaveral más sencillos y efectivos. Se realiza con un contenedor para irrigación nasal o perilla de goma que consigues en la farmacia. Puedes comprar una solución salina ya preparada y hacerte enjuagues para expulsar la mucosidad y los agentes alérgenos que pudieran mantenerse en las fosas nasales. 

5. Vacuna para alergia estacional

Si los antihistamínicos y la prevención no son suficientes para acabar con los síntomas, puedes consultar a un médico especialista para que realice pruebas cutáneas que permitan identificar el tipo de alérgeno que provoca tus síntomas de alergia primaveral y, de esta manera, encontrar el tratamiento más adecuado para ti.

Es posible que recomiende el uso de una vacuna para alergia estacional, la cual consiste en administrar pequeñas dosis de la sustancia que provoca la alergia, logrando reducir la reacción del sistema inmunológico.

La alergia estacional puede ser muy molesta para quien la padece, pero es bastante sencillo mantenerla bajo control si se siguen algunas estrategias en las que se evite, en medida de lo posible, el contacto con las sustancias que la desencadenan.