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Sedentarismo: ¿cómo dejarlo después del aislamiento?

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La pandemia no solo ha generado una crisis social y económica a nivel mundial, sino que a raíz del confinamiento ha disminuido la actividad física realizada por las personas, conllevando al deterioro de la salud física y mental de cada individuo. Aunque el sedentarismo ya era un problema común en estos tiempos, la situación del COVID-19 lo ha agravado aún más.

Se considera como actividad física a cualquier movimiento corporal que realices durante el día, algo que antes de la pandemia seguramente hacías con más frecuencia: salías de casa, caminabas hacia el Metro (o tu vehículo) y así cumplías con el resto de actividades rutinarias. 

Aunque no te enfocaras al ejercicio, tenías cierto nivel de actividad física.

Dado que un estilo de vida sedentario genera graves efectos en la salud, aquí conocerás cómo dejar el sedentarismo sin tener que someterte a grandes esfuerzos.

Consecuencias del sedentarismo

Las consecuencias del sedentarismo son variadas, ya que el estilo de vida sedentario afecta al cuerpo humano de diferentes maneras. 

De forma general, los comportamientos sedentarios aumentan:

  • El riesgo de padecer cáncer.
  • Los riesgos de trastornos metabólicos como la diabetes, la hipertensión, la dislipidemia (altos niveles de colesterol y grasa en la sangre) o la obesidad.
  • Los trastornos musculoesqueléticos como la artralgia (dolores en las articulaciones) y la osteoporosis (debilitación de los huesos).
  • La depresión y el deterioro cognitivo.

Así mismo, el sedentarismo también aumenta la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y, en general, la mortalidad por cualquier causa, debido a que te convierte en una persona mucho más vulnerable.

¿Cómo dejar el sedentarismo luego del aislamiento?

Todas las personas, desde muy jóvenes hasta adultos mayores, necesitan involucrarse en actividades físicas con regularidad. 

No importa si padeces de una enfermedad crónica, incapacidad o estás embarazada, también necesitas ejecutar actividades físicas que te hagan una persona más saludable. 

Por supuesto, debes adaptar el tipo de ejercicio a tu edad y condiciones físicas, en vista de que el objetivo es mejorar tu salud, no deteriorarla.

Ahora bien, si no quieres convertirte en una persona sedentaria, pero tampoco te sientes en condiciones para convertirte en un atleta olímpico. No pasa nada, lo primero que debes considerar es que cada esfuerzo cuenta. 

Tan solo con cambiar la cantidad de pasos que das al día, ya estás incentivando un cambio a tu estilo de vida.

Puedes empezar por pequeñas cosas, como usar más las escaleras y menos el ascensor, disminuir el uso del automóvil (puedes caminar o ir en bicicleta) y hacer más actividades recreativas que fomenten el ejercicio físico antes que actividades sedentarias (como ver TV, videojuegos, etcétera). 

Si tienes mascota, aprovecha de pasearla al menos 3 o 4 veces al día.

En el caso de que prefieras hacer ejercicios de mayor intensidad, ten en cuenta que debes cubrir tres fases.

  • Inicia con una fase de calentamiento donde apliques movilidad articular, actives el sistema cardiorrespiratorio y estires los músculos.
  • Luego pasa a los ejercicios, que pueden ser aeróbicos (como caminar, trotar o ciclismo) o anaeróbicos (como flexiones, sentadillas o levantamiento de pesas).
  • En los últimos 5-10 minutos, reduce la intensidad del ejercicio hasta el reposo y termina con estiramientos musculares.

Si sufriste de COVID-19 y aún sientes fatiga, también puedes hacer ejercicios, pero de una manera más controlada. Con fiebre o problemas respiratorios, suspende el ejercicio. Si no estás en condiciones de someterte a mayores esfuerzos, inicia por las actividades básicas mencionadas previamente.

Busca un estilo de vida más saludable, y no dejes que tu salud física y mental se deterioren por el sedentarismo. Tu “Yo” del futuro te lo agradecerá.